jueves, 24 de enero de 2013

Él.

No sé si ya te conozco, o me esperas en alguna parte de mi futuro. Pero, amor de mi vida, yo ya tengo una imagen de vos. 

Te imagino envuelto en piel trigueña, cabello negro que abrigue tu cabeza, esa misma que habrá de estar llena de ideas, análisis, creatividad, ingenio y muchos pensamientos, con la que vas a conseguir graduarte de la universidad, conseguir un empleo y ser profesional en cualquier cosa que hagas. Cejas espesas que resguarden la hermosura de tus ojos, en los que espero perderme y encontrarme, encontrarte. Ojos que lean mucho, que admiren cualquier manifestación del arte, que se inquieten por descubrir la belleza que está oculta en todas partes. Una nariz, que no sea muy tosca, con la puedas oler mi delicada fragancia, y las rosas que algún día te dispongas regalarme. Una boca que me provoque besarle la sonrisa, de la que salgan palabras coherentes, reales y conversaciones interesantes, eternas; que nunca pronuncie insultos en mi contra. Oídos que me escuchen siempre, comprendan lo que digo, y sean poseedores de un refinado gusto musical. Brazos fuertes en los que me sienta protegida, que siempre estén dispuestos a brindarme un abrazo, a levantarme cuando caiga. Manos que encajen perfecto con las mías, que me llenen de caricias, que jamás me golpeen y con las que puedas llevar a cabo proyectos y construir tus más locos inventos. Un pecho donde pueda colocar mi cabeza al final del día, con los latidos de tu corazón como canción de cuna. Piernas fuertes que resistan la difícil caminata de la vida, pies que dejen huella y conduzcan por buenos caminos. Y finalmente, un corazón que además de bombear sangre, guarde los sentimientos más bonitos y valores que edifiquen, un corazón donde yo pueda habitar para siempre.

No sé si ya te conozco, o me esperas en alguna parte de mi futuro. Pero, amor de mi vida, yo te quiero así. 

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